miércoles, 3 de febrero de 2010

Jekyll y Hyde

Lo prometido es deuda, aunque por ahora acudiré al recurso fácil de miserias ridículas personales ya contadas reiteradas veces en veladas con amigos.

Nos situamos: las afueras de París, cualquier hotel prefabricado y barato - por necesidad-. Septiembre del 95

Personajes: mi hermano Juanma, la entonces novia de mi hermano y un servidor ( si, si...un trío extraño pero cierto ).

Aquella extraña habitación encontró su víctima fácil: yo.

Descripción de la escena: habitación formada por una cama de matrimonio y una extraña litera a la que se accedía por una escalera situada en el cabecero de la cama principal. Una ventana que no había Dios que la abriera, un suelo efecto flotante y una puerta enorme de acceso mediante tarjeta magnética. Espacio entre cama y pared: el justo para pasar una persona ( comprobado ).

Tras un largo viaje en coche desde Zaragoza llegamos hasta el hotel dispuestos a dormir y pepararnos para ver París al día siguiente. Todo era perfecto y armonioso. ¿ Todo ? No.

3 de la madrugada.Mis ojos se abren de pronto y empiezo a sentir cierta sensación de falta de aire. Habitación pequeña, tres personas,mi hermano roncando como sólo él sabe hacerlo, calor, ventana cerrada, la enorme puerta,...era el escenario perfecto para un ataque de ansiedad. Mi cabeza se convierte en un campo de batalla entre dos maneras de afrontar la situación:

Jekyll.-"Tranquilo Óscar, no pasa nada, hay aire suficiente para que respiréis los tres; todo está en tu mente.Duerme."
Hyde.-"Joder tío, qué mal rollo. Necesito aire fresco.Necesito abrir esa p... ventana.Y encima estoy aquí arriba.Tengo que salir, ¡necesito respirar!"

Por supuesto Jekyll cae derrotado fulminántemente mientras Hyde campa a sus anchas llevándome a una senda oscura y ridícula de difícil retorno.

Observo la habitación y me marco como primer objetivo abrir la ventana, sacar la cabeza y vuelta dormir. Empiezo a descender la escalera. Entre el peldaño tres y el peldaño cuatro la escalera cruje deliberadamente emitiendo un insultante chirrido.Quedo paralizado, mi hermano para de roncar, observo la escena tratando de mantener el equilibrio, mi hermano vuelve a roncar, continúo bajando.¡ ya estoy en el suelo! Bien Óscar, bieeeen. Me dirijo hacia la ventana pero la muy perra no quiere abrirse o no tengo ni p... idea de cómo se abre esa maldita ventana francesa del demonio. Me empiezan a sudar la manos, palidezco ante la situación.

Jekyll:"Venga, ya has hecho la escenita estúpida. Ahora date la vuelta, evita los escalones tres y cuatro y échate a dormir."

Hyde:"Tío, olvida la ventana y ve hacia la puerta.¡ Tienes que abrirla! ¡Apenas te queda aire y el tiempo corre !"

Me encamino hacia la puerta. Ello supone pasar por delante de la cama de mi hermano y su novia. Doy unos pasos. Empiezo a cruzar el ancho de su cama cuando de pronto siento como ese puñetero suelo flota como una maldita cama elástica.¡ Pero qué mierda de hotel es este !. Doy un nuevo paso y entonces sucede: la tarima cruje de forma ensordecedora. Doy un paso atrás y vuelve a crujir. Me quedo paralizado con la espalda pegada a la pared mirando en dirección a mis compañeros de habitación. Mi hermano definitivamente ha dejado de roncar y el ruido ha despertado a su novia."Juanma", dice ella, " ¿qué pasa? ". Yo callado como una perra, inmóvil. ¨Nada",dice él, " es el gilipollas de mi hermano que lleva media hora haciendo el imbécil". Yo paralizo en ese momento la respiración." Óscar, no sé qué coño estás haciendo pero termina de una vez y vuelve a tu cama". Trato de excusarme pero apenas me sale un hilillo de voz .

"¡La puerta, la puerta!" me grita Hyde. Cruzo la cama hasta la enorme puerta blanca pero la puñetera sólo se abre con la tarjeta -que por supuesto no dispongo-.Noto la mirada penetrante de mi hermano en la nuca. En un alarde de dignidad me lanzo al suelo tratando de introducir la nariz entre puerta y tarima, buscando cualquier atisbo de aire fresco. Tras varias respiraciones profundas en posición fetal vuelvo a mi cama: tarima flotante, espalda pegada a la pared,crujido, crujido, giro, escalera, peldaño cuatro, crujido, peldaño tres, crujido y por fin...la cama.

Así fué y así sucedió. París sólo fue una anécdota en aquel viaje donde comenzaron mis neuras por los espacios cerrados.

Nota para los que leyeron mi primera entrada de este blog: Grulla= dícese de esa ave nocturna que aletea con una copa en la mano ante un grupo de féminas tratando inutilmente de captar su atención.

2 comentarios:

  1. Lo de la claustrofobia es un mal que comparto, pero no se si hasta el punto de tirarme al suelo en plan comando y meter la nariz en la rendija de la puerta.
    Yo también pasé una larga noche en un hotel de esos con Orris y un amigo suyo (dicho así suena raro) y, la verdad, también es el recuerdo más nítido que tengo de aquel viaje.

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  2. Buen estilo si señor.

    Cierto Suel era en Toulousse y era Bury, que dijo desperezandose por la mañana en la litera de arriba ¿¡Ya hemos llegado!? Porque eso parecía más un vagón de tren que un hotel.

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